TECHO nació en Chile en 1997, a partir del trabajo de un grupo de jóvenes apoyados por un sacerdote jesuita. Cuando se toma la decisión de formalizar este proyecto en una Fundación, los Jesuitas de Chile apoyaron esta iniciativa desde el plano legal y financiero.
Los Jesuitas son una congregación de la Iglesia Católica que sigue apoyando este proyecto, mediante la presencia del Capellán que preside el directorio de TECHO en Chile. Su rol consiste en promover valores fundamentales como la diversidad, el carácter no confesional de la institución, el liderazgo de los jóvenes y su foco fundamental en el trabajo por y con las familias más excluidas.
Uno de los valores de TECHO es la diversidad, por lo mismo todos y todas, sin importar su origen, credo, género, orientación o situación económica, tienen la puerta abierta para ser parte de TECHO.